Aunque hay muchas fuentes que originan el estrés, este se origina de forma natural en nuestro cerebro. Está originado por la capacidad del ser humano de adaptarse a su entorno. Aunque no lo parezca, el estrés es una ventaja fundamental para nuestra supervivencia. Sin embargo, puede ser perjudicial para nosotros si se mantiene durante mucho tiempo o es muy intensa. Esto puede convertirse en una situación crónica que termina dándonos problemas graves. Lo primero que tienes que entender sobre el estrés es que te lo provocas tú.
Lo que sí es externo a ti son los motivos que provocan esta respuesta de tu cerebro. No importa si es por trabajo, familia, problemas sentimentales o monetarios, los síntomas más comunes aparecen cuando te sobreexpones. Producen dolores de cabeza, ansiedad y en muchas ocasiones derivan en dolores musculares y depresiones. Aunque todos nos estresamos, la respuesta es diferente en cada uno de nosotros.
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¿Qué es el estrés y cómo prevenir sus efectos adversos?
Una cosa que hay que dejar claro es que no es posible librarnos del estrés. Creer que vas a poder eliminar el estrés es un error muy grave. Recuerda que es una respuesta natural de nuestro cerebro cómo puede ser el miedo. Puedes prevenir los efectos adversos que producen su larga duración o la intensidad de la respuesta originada en el cerebro.
Ten en cuenta que el estrés no es el enemigo. Entenderlo y conocer qué es, cómo se produce y cómo prevenir sus efectos adversos, puede convertirlo en el mejor aliado. Por eso vamos a ayudarte a cómo manejarlo en ciertas situaciones, dándote unos consejos para ayudarte con él.
Entender tu estrés
Lo primero que debes aprender es como nos alteran las diferentes situaciones que nos estresan si pretendes controlar o aliviar los síntomas. Conocer que produce esta reacción del cerebro nos permite afrontar esos momentos. Conociendo cuales son los motivos por los que no puedes manejar bien esas situaciones de estrés.
Identifica cuales son las señales de tu angustia
La forma en que cada uno de nosotros gestiona el estrés difiere de la de los demás. El primer paso para ayudarte a reducir los niveles de ansiedad es conocer los síntomas. Saber identificar las señales te permite trabajar en ellas. Con ello conseguirás reducir los efectos, eliminando las barreras que no te permiten proceder correctamente.
Lo primero tu cuidado personal
Poner tu cuidado personal y bienestar lo primero de tus prioridades es uno de los mejores sistemas para combatir el estrés. Si te centras en las cosas más simples de tu vida diaria se irán reduciendo los niveles de cortisol. Esta es la hormona que produce el cerebro al estresarse, los niveles muy altos originan los síntomas del estrés.
Entre los cuidados personales están el dormir suficiente, tener tiempo para ti mismo, unos hábitos alimentarios sanos y realizar ejercicio.
Meditar
Este quizás sea uno de los consejos más repetidos, pero eso no deja de hacerlo más efectivo. Meditar todos los días es uno de los sistemas más efectivos para ayudarnos a controlar el estrés. No solo aliviando sus síntomas a corto plazo, también ayudándote a centrarte en el aquí y ahora. Despejando tu mente de lo ocurrido y ha generado esa reacción de tu cerebro. También ayuda a despejar las preocupaciones sobre lo que puede ocurrir.
Hacer ejercicio
Entre las muchas ventajas que tiene hacer ejercicio, una de ellas es que reduce o elimina el estrés acumulado. Realizar este tipo de actividades hace que tu cerebro produzca las que se conocen como “hormonas de la felicidad”. Este grupo está formado por la serotonina, dopamina, endorfina, los endocannabinoides o la encefalina.
Otra ventaja que tiene el ejercicio es hacer que te centres en una tarea. De esta manera despejas tu mente de las fuentes del estrés.
Tener contacto físico para reducir la tensión
El contacto físico con la gente de tu alrededor ayuda a rebajar los niveles de ansiedad. Darle un abrazo a una persona que quieras aumentará el beneficio de este contacto. Con los abrazos tu organismo libera oxitocina, una hormona que eleva el sentimiento de felicidad y reduce el estrés.
Pensamiento positivo
Este es otro de los consejos que más se da para estas situaciones, pero como la meditación, funciona. Cómo afrontar estas situaciones es fundamental para poder lidiar con ellas. Una mentalidad negativa, un NO como la primera respuesta hacen que la tensión se dispare. Estos pensamientos disparan los niveles de estrés.
Ten una línea de pensamiento más positiva, aceptando tus límites, siendo más realista con las cosas que puedes hacer o no. No intentes encargarte de todo si no eres capaz de hacerlo. Pide ayuda con las cosas que no puedes hacer o si no dispones de tiempo. Habla contigo mismo y valorate más, no te recrimines sino puedes hacer las cosas.
Céntrate en la respiración
Una forma muy sencilla y rápida para poder controlar tus niveles de estrés es la respiración. Concentrarse en ella se convierte en una excelente ayuda para combatirlo. Realizar técnicas de respiración ayuda a calmar tu mente y cuerpo en poco tiempo.
Ten un hobbie
Lo primero que piensan las personas estresadas cuando les dan este consejo es “si tuviera tiempo”. Pero por muchas cosas que tengas que hacer en tu día a día tienes que conseguir tiempo para ti mismo. Realizar alguna actividad que te agrade es un maravilloso sistema para eliminar el estrés. Ayudándote a calmar rápidamente tu nerviosismo.
Conseguir ese tiempo que necesitas para practicar tu hobbie te motiva y anima para realizar otras actividades.
Algunos ejercicios rápidos
Veamos algunos ejercicios rápidos que pueden ayudarte a reducir los niveles de estrés. Estos ejercicios te servirán para momentos puntuales. Si los niveles de estrés diarios son muy elevados de forma continua, debes acudir a un especialista en salud mental:
- Reír. Este sistema es muy simple, tienes que reírte a carcajadas, ni sonrisas ni una risa leve, ríe a pleno pulmón. La risa mejora el ritmo cardíaco, aumentando el riego sanguíneo que ayuda a reducir la ansiedad.
Salivar. Este es un truco muy simple y que no te llevará mucho tiempo, apenas unos 5 minutos. Coloca la lengua en su posición natural, relaja la musculatura facial y empieza a respirar profundamente. Comienza a pasar la punta de la lengua muy despacio por el interior de las encías inferiores. Se irá acumulando saliva, cuando haya suficiente traga y comienza de nuevo.